martes, 3 de junio de 2014

Me he retirado en una prueba

Hoy he salido a correr, no porque tuviera que seguir un plan de entrenamiento, no por hacer deporte, no, he salido porque necesitaba pensar, pensar en lo sucedido ayer en la triatlón de Mataró. Y es que ayer pasó lo que tanto miedo me daba que sucediera y es que se diera el caso que no pudiera terminar una prueba. Y así fue, me retiré, y os aseguro que es una sensación horrible, no se puede comparar ha perder, es peor que eso, es fracaso.

Necesitaba "maltratarme" un rato hoy  por haber dejado que mi mente ayer me ganara. Necesitaba demostrarle a mi cabeza que tiene un cuerpo capaz de cualquier cosa, y  la mejor manera de hacerlo era hacer cuestas y me he pasado la mañana subiendo y bajando por Monjuic, las rampas de en frente de la ronda litoral o las subida por el club de tiro hasta el castillo son matadoras, y como llevaba la cabeza ocupada gestionando pensamientos, sensaciones, sentimientos de ayer, pues como que no me he enterado de mucho, de hecho hay tramos por los que he corrido que ni recuerdo de lo concentrado que iba en mis pensamientos.

Hoy me daba igual los ritmos, las velocidades, los tiempos. Quería notar el esfuerzo, el cansancio, el trabajo bien hecho. Necesitaba rellenar el saco de la confianza porque ayer me faltó eso, confianza en mi mismo.

Ayer, llegamos a Mataró sobre las ocho de la mañana, pero claro está, había levantado a mi familia a las seis, que esa es otra, embarca a tu mujer y a tu hijo en tu aventura para que luego no dures ni diez minutos en la competición. Me presenté en la organización para recoger el dorsal y el gorro de natación, acto seguido entré en la zona de transición para dejar la bicicleta y calzado diverso para disputar la prueba. El neopreno era opcional. Salí de la transición para dirigirme a la playa y ponerme el traje, porque pensé que me daría mayor rapidez y flotabilidad, vamos que creí que me cansaría menos.

Después de pasar por el señor Roca (porque los nervios pasan factura) y ya en la arena, acompañado por mis dos mejores fans, he de reconocer que las sensaciones no eran buenas, yo no me veía como otras veces. Podría empezar con el listado de escusas como que el neopreno era nuevo, que no había entrenado ningún día en el mar, que no había dormido bien, que estaba muy nervioso etc... pero la realidad es que me agobié. Ya he contado alguna vez que una cosa es nadar en la piscina, en tu carril, acompañado como máximo de dos personas más, y otra muy diferente es hacerlo en un mar o lago rodeado de cien personas más, locos por conseguir un buen sitio que te darán patadas, codazos o manotazos. Los primeros 20 ó 30 metros ni respiras, ni das brazadas largas simplemente sobrevives, pero después de estos metros has de volver a la calma, serenarte, y empezar a nadar. Pues bien, eso es lo que yo no hice, tenía prisa por terminar, por llegar pronto a la playa otra vez, lo que tanto había deseado que llegara ahora quería que pasara rápido, y mi mente se bloqueo, de tal manera que me empezó a faltar el aire, intentaba llenar mis pulmones y no conseguía hacerlo, lo que se podría llamara un pequeño ataque de ansiedad. Entonces intenté relajarme, pensar en cosas positivas, mirar la primera bolla y pensar que ya tenia el primer tercio conseguido, pero fue inútil, cuando entras en esta espiral negativa es difícil salir, y entonces me di cuenta que no estaba disfrutando, que no me lo estaba pasando bien, que estaba sufriendo más de la cuenta y decidí levantar el brazo. Me subieron a la barca de la cruz roja y me llevaron de vuelta a la playa, el triatlón se había acabado para mi.

Ya sentado en la arena, regresando a la calma y con mi mente volviendo a la normalidad fue entonces cuando me di cuenta de lo que había hecho, me había retirado. Ya no había vuelta atrás. Algo que siempre me pareció de "perdedores" o poco preparados, era lo que había hecho yo, en ese momento te sientes fatal, te da igual todo, relativizas todo, ya no te acuerdas que quizás si hubieras seguido quizás habrías puesto tu salud en peligro, lo único en lo que piensas es que te has retirado y te has dejado vencer. Tienes la sensación de que no has luchado.

Ahora se, con el paso de las horas, que esto que me ha pasado me tenía que suceder alguna vez, y quizás me toque vivirlo alguna vez más, pero seguramente ya no será igual. La primera vez duele infinitamente, porque no sabes como gestionar la situación, no te preparas nunca para el abandono. En la vida no siempre sale todo como lo planea uno, y puedo decir que hasta ahora en todas las competiciones me había ido todo genial, con algún contratiempo que otro pero pudiendo terminar siempre. Hoy no me siento un perdedor, hoy sólo pienso que tuve mala suerte, me agobié, como podía haber pinchado en la bici o torcerme un tobillo en carrera. A estos que se les llena la boca (y yo era uno de ellos) diciendo que cuando no pueden las piernas, puede la cabeza y cuando no, puede el corazón y cuando no, pueden los cojones, les diré, que como lema, como frase motivadora está muy bien, pero luego somos tan hipócritas que cuando leemos que un corredor ha fallecido en una carrera, nos escandalizamos. Si no lo ves claro, si no tienes buenas sensaciones, si estás sufriendo más de la cuenta y ya no te lo estás pasando bien, para, tu cuerpo es sabio y te avisa. Hay más días y más competiciones en las que te podrás desquitar de este tropiezo. Pero ya os lo digo ahora, jode mucho tener que retirarse.

Para terminar, he de decir que de todo se aprende. Como hasta que no terminará la competición no podía retirar el material de la zona de transición me quedé a ver como competían el resto de participantes. Está claro que los primeros son una caña, viven la competición de otra manera y es impresionante verlos, pero me alucinó mucho más el ver a la última clasificada, todo el mundo había empezado a correr y ella empezaba la sección de bicicleta y lo hacía con una ilusión brutal. Está claro que le daba igual el tiempo que hiciera o el puesto en el que quedará. Estaba compitiendo y yo no. Y aprendí que me tiene que dar igual el tiempo y el puesto, que yo hago deporte, no compito, que es un hobby al que le dedico tiempo para pasármelo bien, y que si me agobio, si me hago pajas mentales, lo único que consigo es echarlo todo por la borda


Gracias a mi mujer por hacer de psicóloga, de entrenadora, de fan, de esposa, de madre, en definitiva por estar ahí  y no fallar nunca. Gracias a la organización del C.N. Mataró por animarme cuando estuve en la zona de transición ya retirado. Gracias al servicio medico que me atendió. Y muchas gracias a vosotros, a los que me habéis estado animando estos días  y os habéis preocupado por mi, os prometo que seguiré dando guerra. Corre corre!!!





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