He descubierto otra modalidad de runner, yo le llamo Corredores-viajadores (jajajaja). Todo ha surgido por un grupo del que formo parte, los "Red Runners", un día dedicaré una entrada sólo a ellos. Un compañero colgó la convocatoria de una carrera en Girona. En casa cogimos calendario y estudiamos como estaba la situación, porque es fácil ser runner, pero Papá Runner no. Todo cuadraba, así que me apunté. La parte de logística se la dejé a la señora de la casa (jeje).
La carrera en cuestión se llama, Cocollona Night Run. Una carrera que tiene la salida a las diez de la noche, y transcurre mitad por el casco antiguo de Girona y la otra mitad por un bosque que es un pulmón para la ciudad. Pero hasta entonces estuvimos haciendo de "giris" por la ciudad y recorriendo el circuito que correríamos por la noche.
Llegó la noche y los nervios clásicos de la prueba, que aunque me la había planteado de manera que sabía que no sufriría porque no pretendía competir sujeto al crono, siempre está ese gusanillo en el estómago que hace especial este deporte. Habíamos (mi hermano, que también corría, y yo) quedado en la salida con el resto de compañeros del grupo para hacernos la foto oficial, así que llegamos, charlamos un poco, hablamos de nuevos retos para esta temporada, y nos fuimos preparando para comenzar la carrera. Yo había quedado con un compañero Red para hacer la carrera juntos, así que nos colocamos en la salida y al sonar el disparo empezamos a correr.Los primeros km los hicimos un grupo de cuatro, pero llegando al tercero una compañera Red se fue descolgando, seguimos corriendo a un ritmo suave, yo pegado a mi compañero, al que veía que iba sufriendo un poco. Llegamos al avituallamiento que estaba en el km 4 y mi compañero se quedo atrás. Antes de empezar ya habíamos hablado que si por cualquier cosa uno de los dos se quedaba rezagado el otro tirara. De ese cuarteto que empezamos juntos sólo quedábamos dos. Dejamos la ciudad para adentrarnos en un bosque oscuro en el que tuvimos que encender los frontales, era un espectáculo mirar por delante y por detrás ya que no se veía nada mas que puntos de luz moviéndose por la oscuridad. Lo que queda de carrera no hay nada remarcable, un ritmo suave por debajo de los cinco minutos el kilómetros, sólo destacar que faltando unos cien metros para la llegada me estaba esperando mi hijo para darme la mano y llevarme hasta la meta y ser unos campeones.
Cuando acabó todo, últimas fotos de grupo, cambios de impresiones sobre la carrera y camino hacia el hotel para darnos una ducha e ir a cenar que nos lo habíamos merecido.
Como veis tengo proyectos para dar y aburrir, y otros que no os cuento pero que si todo va bien iréis descubriendo. Así que, si queréis estad atentos y seguidme, creo que esta temporada promete. Corre corre!!!
